MÁS AUTODISCIPLINA
Hay ciertos momentos en la vida cuando necesitamos más fuerza que de ordinario para el diario vivir. Esos momentos exigen que seamos implacables con nosotros mismos en materia de autodisciplina. Sea que vayamos a librar una batalla de tipo cultural, sea que vayamos a confesar a Cristo a riesgo de recibir alguna forma de castigo, sea que vayamos a contender contra espíritus malignos o vayamos a confrontar persecución, la disciplina es necesaria. Con su espíritu bajo control, su corazón sujeto a Dios y su voluntad dispuesta a complacerlo a Él, experimentará el tirón hacia arriba que le hará vencer el tirón hacia abajo.
Vivimos en un mundo pervertido, donde la voluntad del hombre ha sido relegada a propósitos terrenales. Por ejemplo, cuando Dios creó a Adán, le dio dominio sobre las plantas. Pero hoy día las plantas están llegando a dominar al hombre. La cocaína, la marihuana, el alcohol y el cigarrillo, todo derivado de plantas, han esclavizado a millones.
La voluntad del hombre puede hacer cuatro cosas:
1) Considerar razones
2) Balancear motivos
3) Perseguir un propósito fijo
4) Elegir entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto.
Es verdad que hemos nacido en pecado y moldeados en la iniquidad, pero no nacimos para pecar. Hemos nacido para vivir rectamente. Adán escogió obedecer a Eva en lugar de a Dios. El pecado siempre ha sido una elección, un acto de la voluntad.
Aparte de la voluntad, también tenemos una conciencia que nos permite hacer dos cosas:
· Juzgarnos a nosotros mismos
· Aprobar o condenar nuestra propia conducta
Cuando dedicamos tiempo a la Palabra de Dios - leyéndola, estudiándola y memorizándola - estamos programando la conciencia para pensar correctamente respecto del mundo. Sin sumisión a la Palabra de Dios, la conducta puede ser racionalizada para justificar cualquiera cosa.
Dios purifica nuestras conciencias de obras muertas al salvarnos. 22 La sangre de Cristo, cuando es aplicada, limpia nuestros corazones de una mala conciencia.23 El apóstol Pablo, quien una vez persiguió a los cristianos, pudo vivir en toda buena conciencia ante Dios y el hombre.24
Nuestras voluntades y nuestras conciencias deben ser puestas en sujeción bajo la voluntad de Dios. Él tiene el derecho, como soberano sobre nuestras vidas, a determinar lo que es correcto y lo que es incorrecto para nosotros. Él nunca nos pedirá que hagamos algo inconsistente con su voluntad, contrario a su carácter u opuesto a su Palabra. El Espíritu y la Palabra están de acuerdo, por eso el Espíritu nunca nos guiará a hacer cosas que la Palabra no puede confirmar.
Podemos confiar en la voluntad de Dios, porque Dios siempre deseará y actuará para nuestro mayor beneficio. No creer esto hace que los hombres se oculten de Dios y tengan miedo de su voluntad para con sus vidas. No orar es una forma de ocultarse. Debemos auto disciplinamos para derrotar el miedo y enfrentar a Dios en oración, dejando que su voluntad reine en nuestras vidas.
Esta es la diferencia entre los hombres que se autodisciplina y los que no. Los hombres que hacen decisiones disciplinadas vez tras vez permaneciendo en la Palabra, haciendo la voluntad de Dios, desarrollan un carácter piadoso y profundamente enraizado que les permite derrotar las circunstancias y los espíritus diabólicos. A ese tipo de personas se les llama «hombres de convicción».
Los fuertes se auto disciplinan a la Biblia y a la oración, al ayuno si es necesario, a la obediencia a la voluntad de Dios. Son hombres en los que el mundo puede confiar. A ellos acuden los demás al llegar los tiempos difíciles. Tienen el espíritu de Daniel que alcanza grandeza desde las humeantes cenizas de su propia civilización en ruinas.
22 Hebreos 9.14.
23 Hebreos 10.22.
24 Hechos 24.16.
PENSAMIENTOS FINALES
· Ser suave no siempre quiere decir ser amoroso.
· El amor no es licencioso. El verdadero amor tiene restricciones.
· Siempre hay un alto precio que pagar por vivir una vida degradada.
· Todo lo que Dios hace, lo hace según un patrón y está basado en un principio de su reino.
· Los principios y promesas de la Biblia son las llaves al reino.
· Es verdad que hemos nacido en pecado pero no nacimos para pecar.
· Dios nunca nos pedirá que hagamos algo inconsistente con su voluntad, contrario a su carácter u opuesto a su Palabra.
· No orar es una forma de ocultarse.
REFLEXIONES
1. ¿Qué cosa le hizo darse cuenta por primera vez que necesitaba auto disciplinarse?
2. ¿Cómo la autodisciplina, el ayuno y la oración prepararon a Daniel para la vida pública? ¿Para la persecución?
3. ¿En qué manera el «séptimo» sentido o la guía del Espíritu Santo le ha ayudado en su trabajo, familia, o en algún problema específico que haya tenido? ¿Qué hará esta semana para avivar su conocimiento de que el Espíritu Santo está guiando su vida?
Extracto del libro Hombres Fuertes en Tiempos Dificiles escrito por el Dr. Edwin Louis Cole
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