Docentes maltratados agredidos, alumnos en estado de rebeldía permanente y padres que
toleran mucho y permiten más.
La escuela y la familia instituciones básicas toman distancia y, cuando coinciden, chocan.
¿Qué diría el padre del aula de esta nueva educación
estigmatizada golpeada por la crisis de autoridad, por la anarquía y la permisividad?
Frente a alianzas
rotas entre padres y docentes, y también como consecuencia del derrumbe de la
autoridad, surgen nuevas coaliciones o relaciones
peligrosas: PADRES E HIJOS que,
unidos, cuestionan las decisiones docentes, o docentes que se exceden en la compasión
por sus alumnos, cayendo incluso en el amiguismo. Esto responde a que se han
disuelto las asimetrías entre chicos y adultos.
Antes el maestro
estaba mucho más lejos del chico, y el padre del hijo. Eso ha cambiado. Da la
sensación de que ninguno quiere hacer de grande. Todos queremos ser jóvenes, y estamos peleando todavía con los viejos modelos de autoridad que tuvimos. Pasamos de
tratar a nuestros padres de usted, a hacernos amigos de nuestros hijos.
¿Cómo buscamos un
medio?
Un papá que pueda
hablar con sus hijos, pero que no deje de ser papá. Porque si no hay asimetría,
si somos todos iguales, no hay nadie que cuide a los chicos.
Bajo
este amiguismo entre padres e hijos que algunos especialistas detectan, subyace
la culpa, presente en muchos de ellos y que se manifiesta bajo la fórmula trabajo
todo el día y no paso suficiente tiempo con
mis hijos. Sentimiento que deriva, en ocasiones, en LA FALTA DE FIRMEZA PARA PONER LÍMITES CLAROS. A la nueva
generación de padres le
cuesta poner límites. Lo confunden con el castigo, cuando en realidad está al
servicio del desarrollo de la persona.
Cuando los
adultos dudan de todo, los chicos no terminan de percibir reglas claras, ni de
diferenciar lo que se puede de lo que no. Cuando uno es adolescente se pelea
con los adultos que te dicen que no, y en esa pelea vas descubriendo quién quieres
ser. Los odiás un rato y después te das cuenta de que ni ellos eran tan malos
ni tú eras tan bueno. Así vas construyendo tu identidad
La anarquía es un acto que anula el derecho del
otro, es no reconocer dónde está nuestro límite. Y hoy está en todos lados.
Cada uno siente que tiene razón y hace lo que quiere y le conviene. Esto pasa
porque no hay ley que se aplique ni jueces que la exijan. Todo el mundo viola
las normas. En la calle eso se ve cuando alguien pasa un semáforo en rojo o
arranca cuando todavía está en amarillo. Y debido a que la
sociedad está representada en sus diferentes instituciones, esa carencia de
normas trasladada a la escuela se expresa lisa y llanamente en la falta de respeto a las autoridades. Tenemos que respetar al señor que tenemos
delante. Si tiene más autoridad que nosotros es porque sabrá algo más del tema. Y si aún así no estamos de acuerdo con sus decisiones, se recurrirá al que
actúe como juez en ese contexto.
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