En algunos casos se ha demostrado que, los papás que padecen
mucho estrés, o en su caso los niños depresión o ansiedad, ambos terminan
repercutiendo notablemente en el desarrollo de los niños y evidentemente la
relación padres-hijos.
Cabe destacar que, algunos psicólogos de la Universidad
Estatal de Michigan han realizado algunos estudios investigando principalmente
la importancia que tienen los padres en el desarrollo de los hijos, además, se
dieron a la tarea de analizar un aproximado de 800 familias; arrojando
resultados muy obvios, donde lo que más sobresalió fueron los estados psicológicos
de los padres, los que notablemente marcan gradualmente a sus hijos a largo y
corto plazo, haciendo que sus habilidades en sociedad decaigan como el
autocontrol y la capacidad de cooperación.
Pudo apreciarse que los primeros años de vida de los infantes
son determinantes; si su padre presenta un cuadro depresivo durante sus 2 o 3
años de vida, podría dañar su desarrollo cognitivo y de lenguaje, lo que no
pasa si en dado caso fuese la madre quien presentara depresión.
Curiosamente aunque contaran con el apoyo emocional de la
madre, estos problemas aparecen, es si o si, haciendo notar que la influencia
paterna es muy fuerte, incluso lo es más en los niños que en las niñas, ya que
los varones suelen identificarse más con la figura paterna y por ella su
comportamiento termina afectándoles más.
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